LA GRAN OPORTUNIDAD PARA LOS MEDIOS PEQUEÑOS.



ENSAYO CRÍTICO BASADO EN:
Prensa, poderes y democracia.Ignacio Ramonet
Ser periodista, hoy. Ignacio Ramonet
Video de entrevista a José Luis Sampedro.

“El tiempo está a favor de los pequeños”, dice aquella hermosa canción de Silvio Rodríguez. Esto, trasladado a la esfera de los media, creo que se confirma. Existen las condiciones para que los medios pequeños, de toda naturaleza, salgan adelante y empiecen a trabajar en serio para la construcción de sistemas más democráticos. Es más, considero que la única manera de cambiar el media es con una gran toma de conciencia de los medios pequeños.

Esto no ha sucedido antes, pues hay muy pocos análisis procedentes de lugares donde éstos  funcionan. Hay un déficit de academia en la mayoría de carreras de comunicación y sociología de universidades de provincia. Ahí, con suerte, se lee a diversos autores creyendo que todo está dicho; cuando sólo es la mitad del camino.Hace falta descubrir, desde adentro; las fortalezas de los procesos y relaciones generadas por los medios locales.

Lejos de proselitismos, se observa que estamos viviendo un proceso político que intenta llevar ciudadanía y progreso a todas las regiones. Esto significa que, en teoría, todo lo “pequeño” tiene mayores oportunidades de ser incluido. ¿Por qué no los medios? ¿Qué sucede para que los trabajadores de radio, prensa y TV que trabajan en provincias continúen quejándose de grandes presiones y asfixias?

Sin especular recetas ni apelar a la magia, considero que en aquellos rincones se pueden iniciar interesantes procesos de democratización que fortalezcan a las sociedades y beneficien a los medios de comunicación. Utilizaré, a manera de intertítulos, algunas ideas de Ramonet para organizar las mías:

PRIMERA IDEA: “Cada vez los media se encuentran enlazados, unos con otros”.

Esto se da muy poco en los medios pequeños en donde incluso existen ciertos niveles de rivalidad entre concesionarios. La mayoría de éstos no está preocupada por diversificar sus plataformas, sino en ampliar sus áreas de cobertura. Esta parte del fenómeno de “el media”,mencionado por el autor, tiene otros matices en sectores alejados donde la radio, la prensa y la TV no están en manos de poderes hegemónicos nacionales o transnacionales, quienes ejercen su influencia mediante la codiciada publicidad suministrada por sus grandes agencias.

SEGUNDA IDEA: “El poder atraviesa una crisis, en el sentido más amplio del término”.

El poder político se somete al económico; y este se consolida utilizando a los medios de comunicación. En estos tiempos, la crisis del poder político se revela en la necesidad de promover estas relaciones que, en algunos casos, rayan en la inmoralidad y provocan que muchos periodistas y medios no trabajen en apego a la ética. Este sistema destructor de los procesos, promotor de lo fácil y rápido; ha alimentado el panorama.
Pero, en provincias, hay una oportunidad marcada por la escasa formación ideológica en la clase política, haciéndola vulnerable cuando se enfrenta al público cada vez más instruido. Quienes tienen el poder político sólo aparecen en espacios mediáticos orquestados para su beneficio; y, simultáneamente, construyen mecanismos para suprimir todo esfuerzo periodístico realmente independiente. Si los periodistas comprendieran que su poder, aunque fáctico, es mucho mayor al de las autoridades; y que ese poder debe ser utilizado para construcción de procesos democráticos y no para establecer chantajes; empezarían a hacer librepensadores y reales fiscalizadores ciudadanos de la cosa pública.

TERCERA IDEA: “Es difícil cambiar esta realidad porque el media domina los media”.

Sin ensayar recetas para cambiar la realidad de un plumazo, si se podría decir que los medios pequeños si son dominados, pero no necesariamente por el media como el concepto abstracto y multi-causal de Ramonet; sino por actores más visibles: la clase política y la influencia de los grandes media, por ejemplo; que son actores mucho más fáciles de contrarrestar con procesos endógenos como la formación ético – política de los periodistas y comunicadores, la concienciación sobre un nuevo concepto de desarrollo que necesariamente debe incluir el rol fundamental de los medios de comunicación, el fortalecimiento de los gremios y el trabajo colaborativo en redes, por ejemplo. Al menos, sería interesante estudiar cuáles son las características del fenómeno de el media en las localidades, ya que éstas son totalmente diferentes a las analizadas en las grandes ciudades.

CUARTA IDEA: “La censura funciona como una sobre exposición de hechos e imágenes irrelevantes. Funciona por demasía, por acumulación, por asfixia”.

El mecanismo de censura debe ser estudiado en las localidades. A este fenómeno de sobre exposición de imágenes irrelevantes le acompaña una peligrosa apariencia de información seria. Como resultado, los medios pequeños también se auto-censuran; pero presentando a sus audiencias una imagen de periodismo sin compromisos[1]. Los protagonistas de esta información irrelevante no son celebridades, sino precisamente quienes deben ser objeto de investigación periodística seria. Se da una asfixia de declaraciones y una sobre exposición de fuentes oficiales. La clase política ha secuestrado los espacios periodísticos independientes con diversos mecanismos. Muchas instituciones públicas ya han preferido hacer de lado estas turbias relaciones y contratar directamente espacios para que sean producidos por sus unidades de comunicación, excluyendo a los periodistas. Las técnicas de cobertura periodística e intermediación social están migrando desde los espacios propios de los medios a los que están producidos por el poder político. Al parecer, ahí gozan de mejor salud.

Ahí se entiende una de las causas de la afirmación: “La calidad del trabajo de los periodistas está en vías de regresión, así como su estatus social”. Existe la creencia que ser periodista es un oficio temporal, una especie de trampolín hacia algo más.

Otro aspecto importante para tomar en cuenta es la necesidad de replanteamiento de formatos periodísticos para los medios pequeños, pues también han sucumbido ante la tendencia mundial de información excesiva e impresionante. ¿Qué impide que esto se revierta? Aparentemente solo la necesidad de imitar a los grandes. A los medios de comunicación locales les hacen falta reales procesos creativos, que les permitan proponer ideas que surjan de un análisis serio de su realidad. Las audiencias locales, no están acostumbradas a informarse con imágenes sensacionales o extremadamente emotivas, pues sus noticieros no las suministran a menudo. Solamente existen las famosas “cabezas parlantes”. La verdad de las autoridades se impone siempre en todos los medios.

ALGUNAS OTRAS VENTAJAS

1.   En las capitales de provincia, así como en los sectores rurales que tienen una gran cantidad de población dispersa y diversa; la radio sigue siendo el medio de mayor penetración, acogida, impacto y credibilidad. Esto confirma lo dicho por Ramonet acerca de este medio y su percepción favorable por parte de la audiencia. Ahí está otra oportunidad para los pequeños.

2. En localidades alejadas de la capital aún no se explota lo sensacional, porque los hechos espectacularmente noticiables no suceden a menudo. Las agendas se deciden en base al fenómeno del “declaracionismo”, al punto que el trabajo exclusivo de los equipos de comunicación institucional sea preparar el escenario para que esto suceda. Muy pocos han insistido en sus esfuerzos por cambiar esa realidad. Existen razones económicas, logísticas y de formación que han impedido hacerlo. A mi juicio, veo un  “terreno virgen” para sembrar buen periodismo.

3.  La cercanía geográfica y de relación que tienen los medios pequeños con sus audiencias, es otra gran ventaja. Los grandes medios están conscientes de aquello y buscan alimentar su show con el valor agregado de la proximidad ante sus audiencias. Cada vez vemos más “espacios de la comunidad” que utilizan como insumos el material suministrado por corresponsales de medios pequeños o personas que, en muchos casos, no reciben un reconocimiento justo por su trabajo. Muchos periodistas locales aceptan corresponsalías de medios nacionales para fortalecer su imagen, o para consolidar sus mecanismos de chantaje. El problema es que las lógicas de ambos son diferentes. La TV nacional busca hechos espectaculares para convertirlos en noticiables; mientras que los realizadores locales deben hacer grandes esfuerzos para conseguirlos a diario. A mi juicio, esta mencionada necesidad de cercanía es un punto a favor de los pequeños, quienes con una toma de conciencia y acciones concretas podrían salir beneficiados en todo aspecto.

ES POSIBLE EL CAMBIO, PERO...

Sin duda, la ejecución de procesos de cambio en los medios pequeños traerá consigo muchas calamidades e incertidumbres económicas. Es por eso que se hace necesario que los dueños de los medios de comunicación no pretendan una vida materialmente lujosa. José Luis Sampedro, en una entrevista afirma que la idea de éxito, felicidad y bienestar que nos ha vendido este sistema es “insostenible”. Realmente considero que los primeros que debemos considerar esta idea somos principalmente los propietarios y concesionarios de los medios de comunicación y los periodistas; precisamente porque nuestro trabajo está encaminado a difundir la información realmente importante: la geopolítica, los derechos humanos, el trabajo, la administración de los recursos naturales, etc.

Hacen falta procesos básicos de investigación periodística en los noticiarios locales. Muchos medios de comunicación pequeños alegan falta de recursos económicos para cumplir estas tareas. Es obvio, pues la producción de tres informativos diarios supone una gran cantidad de recursos. A mi juicio, el problema económico está subordinado a un gran espejismo: si los grandes medios emiten tres informativos de más de treinta minutos de duración, ¿por qué necesariamente deben hacerlo los pequeños? ¿No será necesario volcar la mirada a los números y ver que pueden existir otras alternativas periodísticas de menores costos de producción? La TV nacional invierte grandes sumas de dinero en sus informativos porque el retorno gracias a la publicidad le provee márgenes de rentabilidad, además de una imagen de seriedad y credibilidad, pero ¿sucede esto en los pequeños? El nivel de ingresos de un noticiero local hace suponer que la única razón para que éstos mantengan tres emisiones de más de treinta minutos sea solamente una estrategia de imitación, sacrificando la calidad de los contenidos.

A pesar de todo lo dicho anteriormente, a mi juicio, existe una posibilidad construir un proceso de reversión, especialmente en las ciudades chicas. Para esto considero que sería necesario que los dueños de medios de comunicación social tengan en su mente conceptos de sostenibilidad y estabilidad económica mediante mecanismos lícitos (unidades de negocios, por ejemplo). De esta manera se puede salir adelante ante los castigos oficiales que utilizan asfixia o presiones mediante la publicidad. Esta decisión haría que sus consejos editoriales ganen independencia al decidir sus agendas. Además, los medios pequeños deberían empezar a pensar en lo digital y trabajar para integrarla a su plataforma original. Para tomar decisiones ante esto, es necesario observar que el crecimiento de la conectividad en ciudades pequeñas es vertiginoso y se debe medir la demanda de información por parte de estas nuevas audiencias, que, por lo general, se catalogan dentro de la etiqueta de “adultos contemporáneos”. Siempre es necesario estudiar cada realidad, obteniendo cifras para tomar decisiones.

Creo que, a manera de una inteligente jugada de supervivencia, con una buena administración de recursos, ética y mística; los medios pequeños pueden levantar información realmente importante, hacer un periodismo político responsable y útil a los ciudadanos, acompañar los procesos de organización social, identificar caudillos faltos de civismo. Y, al final; revertir el sistema.
Por Pablo Lomas.


[1] La Frase: “sin compromisos” es parte de un slogan de un noticiero de TV local de la Provincia de Cotopaxi

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